En Buenos Aires estas fechas de mediados de febrero son días feriados por carnaval y la gran ciudad aparece semidesierta y con muchos comercios cerrados. Son también los días previos a la manifestación en homenaje al fiscal Nisman y por la exigencia de justicia en el esclarecimiento del caso, acerca del cual los argentinos parecen estar divididos.
En Argentina el sistema de cambio de divisas es, como dicen ellos, un "quilombo". El dólar oficial cotiza a ocho pesos argentinos, pero el llamado "dólar blue" (que nosotros diríamos en negro) te lo compran a trece. Síntesis: que a los uruguayos (y allegadas) les interesa llevar dólares (o euros en mi caso) y cambiarlos en el mercado negro. Esto es como sigue: te paseas por la calle peatonal Florida y vas encontrando a los "arbolitos" (así llamados porque se ponen junto a grandes maceteros) que te ofrecen el cambio. Si te decides por uno, te lleva a una "cueva"(suele ser un portal para disimular ante la policía, que por supuesto lo sabe) y allí se hace la operación.
Los uruguayos encuentran los precios argentinos mucho más convenientes y aprovechan para comprar ropa, calzado y artículos de perfumería. Con el dinero que les quede comprarán en la "free shop" del barco alcohol, cosmética, etc. Recuerda cuando los españoles iban a Portugal a comprar toallas y cuberterías cruzando por Ayamonte. Pero a la inversa no se da, puesto que los precios uruguayos son más altos que los del vecino, y los porteños lo que buscan son las playas uruguayas de Punta del Este.
Buenos Aires no está pensada para pequeños paseos, todo es inmenso, las avenidas tienes que cruzarlas en dos tramos, las tiendas y bares son profundos, como para dar cabida a los tres millones de porteños.
La calle Corrientes debe tener la ratio de teatros y librerías más alta del mundo. Solo vi dos calles peatonales, Florida y Lavalle, ambas con comercios , "arbolitos" y muuuuchas pizzerías. Cuesta creer la difusión que la pizza tiene en esta parte del mundo, aunque , como es sabido, la inmigración italiana fue aquí la predominante.
La calle Corrientes debe tener la ratio de teatros y librerías más alta del mundo. Solo vi dos calles peatonales, Florida y Lavalle, ambas con comercios , "arbolitos" y muuuuchas pizzerías. Cuesta creer la difusión que la pizza tiene en esta parte del mundo, aunque , como es sabido, la inmigración italiana fue aquí la predominante.
La Recoleta tiene un shopping (sic) justo al lado del famoso cementerio donde se entierra la élite.
San Telmo ofrece una feria de antigüedades y artesanía que es de lo mejor de la ciudad, y lo único que tiene escala humana en sus calles y edificios.
Palermo tiene -¡al fin!- una calle dedicada a Borges que acaba en la plaza Cortázar. Extraña que esta ciudad tan adicta a sus iconos (Gardel, Maradona, Eva Perón, Bergoglio) no haya reservado un lugar más encumbrado a sus dos mayores dioses.
La Boca, mítico barrio portuario de chabolas de colores, es hoy un parque temático lleno de turistas , de souvenirs y de parejas bailando tango como reclamo para los restaurantes.
Claro que hay muchos más barrios en Buenos Aires, pero en pocos días, aún tomando el "colectivo", no da para más. Y además están los sitios peligrosos (o sea, el resto de la ciudad) acerca de los cuales la gente te previene, y como no quieres comprobar si son paranoias o realidad...
A la vuelta, a los uruguayos se les distingue por llevar, además de la "matera"y la maleta, bolsas de compras. Y llegando a Montevideo se experimenta una extraña sensación de "home, sweet home".
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