viernes, 27 de febrero de 2015

AVENIDA 18 DE JULIO

Si solo tuviera un día para pasear por Montevideo emplearía la mitad en Ciudad Vieja y la otra mitad en 18 de Julio. "Dieciocho"- como la llaman los montevideanos-es el ensanche moderno del casco colonial cuando en el s.XIX se derribaron las murallas. Tiene más de tres kilómetros de recorrido, empezando en la Plaza de la Independencia y terminando en el Obelisco. El nombre hace referencia al día de 1830 en que se promulgó la primera Constitución de la República.
La Plaza de la Independencia inicia el recorrido. En ella se ubica la Presidencia del gobierno y la estatua-mausoleo de Artigas, padre de la patria uruguaya, custodiado por la Guardia de Blandengues (no es broma). Allí también se halla el Palacio Salvo, edificio emblemático de la ciudad (el que sale en todas las fotos y yo lo veo desde la ducha) que con sus 120 metros fue en su tiempo el más alto de Sudamérica.
El primer tramo de esta larga y concurrida  avenida es el más artístico, con muchos edificios inspirados en el "Art Déco": el London Paris, Palacio Brasil, Museo del Gaucho y la Moneda...
La Plaza del Entrevero tiene el atractivo de presentar mezcla (eso significa "entrevero") de especies de árboles autóctonos y exóticos y también de servir de lugar de baile de tangueros los fines de semana. Frente a la plaza, la sala de conciertos y teatro Zitarrosa, en honor al compositor  y cantante uruguayo.
Le sigue la Plaza Cagancha (batalla de 1839 en que vencieron a los argentinos) también muy arbolada y con edificios notables como el que alberga la Suprema Corte Judicial. 
Otras dos grandes plazas son, sucesivamente, la de la Intendencia (equivale a Ayuntamiento) y La de los 33. En todas ellas los montevideanos acostumbran a sentarse en sus bancos con sus mates a charlar. El espacio público no está invadido por bares, estos existen más bien como locales cerrados y son sobre todo restaurantes.
A lo largo de toda la avenida hay multitud de comercios, bancos, teatros, jugadores de ajedrez, vendedores de gorras y calcetines, de cargadores de "celulares", de garrapiñadas, de prensa y pilas de relojes, furgonetas de comida rápida (aquí "ingesta al paso")...
El monumento al Gaucho marca un cambio estético y quizás sociológico: a partir de ese punto la avenida se torna más humilde, los comercios más de saldos, los edificios más necesitados de restauración. Y por allí cerca está la Feria de Tristán Narvaja, "mercado de pulgas" y mercadillo de frutas y verduras donde la gente compra a precios menos abusivos que en los supermercados.  
Y como contrapunto a este batiburrillo, en la acera contraria se encuentran la Biblioteca Nacional, cuya entrada está custodiada por esculturas de Cervantes y Sócrates, y la Universidad de la República, de porte neo-renacentista.
En fin, la vida misma concentrada longitudinalmente en estos tres kilómetros de la Dieciocho. Es obvio que al ser la principal arteria del centro es también el escenario donde se desarrollan los desfiles ( en febrero el de Carnaval) y las manifestaciones (la última el día 27 de febrero para despedir a Pepe (sic)como presidente)



Palacio Heber

Plaza del Entrevero


Manifestación en Av.18 de Julio despidiendo a Pepe.

jueves, 19 de febrero de 2015

DESDE LA OTRA ORILLA

Cruzar a la otra orilla del Río de la Plata es algo que los uruguayos suelen resolver de forma combinada: un autobús hasta Colonia  y un barco hasta Buenos Aires. Otra variante, más cara, es embarcar directamente en Montevideo.
En Buenos Aires estas fechas de mediados de febrero son días feriados por carnaval y la gran ciudad aparece semidesierta y con muchos comercios cerrados. Son también los días previos a la manifestación en homenaje al fiscal Nisman y por la exigencia de justicia en el esclarecimiento del caso, acerca del cual los argentinos parecen estar divididos.
En Argentina el sistema de cambio de divisas es, como dicen ellos, un "quilombo". El dólar oficial cotiza a ocho pesos argentinos, pero el llamado "dólar blue" (que nosotros diríamos en negro) te lo compran a trece. Síntesis: que a los uruguayos (y allegadas) les interesa llevar dólares (o euros en mi caso) y cambiarlos en el mercado negro. Esto es como sigue: te paseas por la calle peatonal Florida y vas encontrando a los "arbolitos" (así llamados porque se ponen junto a grandes maceteros) que te ofrecen el cambio. Si te decides por uno, te lleva a una "cueva"(suele ser un portal para disimular ante la policía, que por supuesto lo sabe) y allí se hace la operación.
Los uruguayos encuentran los precios argentinos mucho más convenientes y aprovechan para comprar ropa, calzado y artículos de perfumería. Con el dinero que les quede comprarán en la "free shop" del barco alcohol, cosmética, etc. Recuerda cuando los españoles iban a Portugal a comprar toallas y cuberterías cruzando por Ayamonte. Pero a la inversa no se da, puesto que los precios uruguayos son más altos que los del vecino, y los porteños lo que buscan son las playas uruguayas de Punta del Este.
Buenos Aires no está pensada para pequeños paseos, todo es inmenso, las avenidas tienes que cruzarlas en dos tramos, las tiendas y bares son profundos, como para dar cabida a los tres millones de porteños.
La calle Corrientes debe tener la ratio de teatros y librerías más alta del mundo. Solo vi dos calles peatonales, Florida y Lavalle, ambas con comercios , "arbolitos" y muuuuchas pizzerías. Cuesta creer la difusión que la pizza tiene en esta parte del mundo, aunque , como es sabido, la inmigración italiana fue aquí la predominante.
La Recoleta tiene un shopping (sic) justo al lado del famoso cementerio donde se entierra la élite. 
San Telmo ofrece una feria de antigüedades y artesanía que es de lo mejor de la ciudad, y lo único que tiene escala humana en sus calles y edificios.
Palermo tiene -¡al fin!- una calle dedicada a Borges que acaba en la plaza Cortázar. Extraña que esta ciudad tan adicta a sus iconos (Gardel, Maradona, Eva Perón, Bergoglio) no haya reservado un lugar más encumbrado a sus dos mayores dioses.
La Boca, mítico barrio portuario de chabolas de colores, es hoy un parque temático lleno de turistas , de souvenirs y de parejas bailando tango como reclamo para los restaurantes.
Claro que hay muchos más barrios en Buenos Aires, pero en pocos días, aún tomando el "colectivo", no da para más. Y además están los sitios peligrosos (o sea, el resto de la ciudad)  acerca de los cuales la gente te previene, y como no quieres comprobar si son paranoias o realidad...
A la vuelta, a los uruguayos se les distingue por llevar, además de la "matera"y la maleta, bolsas de compras. Y llegando a Montevideo se experimenta una extraña sensación de "home, sweet home".



EVA PERÓN en edificio en Avda. 9 de Julio.
EL PAPA en La Boca



miércoles, 11 de febrero de 2015

IDENTIDADES

En Uruguay no hay conflictos identitarios. Bien es verdad que siendo un país pequeño (176.000 km cuadrados y tres millones de habitantes) no parece que se puedan permitir estar disgregados en distintas nacionalidades.Pero ahí está Bélgica, mucho más reducido, con dos comunidades lingüísticas que, cuando menos, se ignoran.Pero, claro, aquí se habla una única lengua, sin variantes dialectales, y todos comparten varias pasiones aglutinantes: mate, tango, fútbol, asado.
Lo del tamaño es relativo, tiene mucho que ver con los dos gigantes que tiene por vecinos. Yo les digo que en Europa, Uruguay no sería chico ("el paisito"). Esa idea del tamaño ya la tienen, porque en los colegios les enseñaban una composición cartográfica en la que en el mapa de Uruguay se insertaban Bélgica, Holanda, Dinamarca...y todavía sobraba espacio.
De sus dos poderosos vecinos, a los argentinos los consideran prepotentes, sobrados; dicen que son "como italianos hablando español". Con ellos tienen varios contenciosos: Carlos Gardel, el fútbol, el dulce de leche. A los "brasileros" los perciben como gente de buena onda, sencillos y amistosos. Admiran sus playas y su samba.
Afortunadamente, a los españoles no nos guardan rencor histórico alguno. Cuando te preguntan de qué parte eres (que eres española lo saben desde que dices hola), inmediatamente te cuentan que sus abuelos eran gallegos o que tienen un hijo en Barcelona.Lo siguiente es preguntarte que hacia qué país vas, porque consideran el suyo como un sitio de tránsito, acostumbrados a turistas efímeros, de playa y carnaval.
Así que te encuentras a muchos uruguayos rubios y de ojos claros, descendientes de europeos, principalmente italianos y españoles. La emigración es, por tanto, verdadera seña de identidad, porque los actuales también tuvieron que emigrar cuando la dictadura y en la crisis de 2002.
Luego están los afrodescendientes, minoritarios y marginados. El resto de la población, de piel morena, es el resultado del mestizaje entre las tres razas que durante siglos coexistieron -que no convivieron- en la banda oriental del Río de La Plata: blancos, negros e indígenas. Los indios charrúas, guerreros indomables (de ahí la expresión "garra charrúa") fueron paulatinamente exterminados. Hoy se estima en un 4% el porcentaje de uruguayos con ascendencia indígena, y existen asociaciones que reinvindican el orgullo de la nación charrúa.

AFROURUGUAYITA vestida de carnaval.

miércoles, 4 de febrero de 2015

LA DIOSA DEL MAR





Cada dos de febrero se celebra en Uruguay la fiesta en honor de IEMANJÁ, la diosa del mar según la religión UMBANDISTA. Estos cultos fueron traídos de África a Brasil por los esclavos negros y de aquí se extendieron por las costas atlánticas de América del Sur. 
De los cientos de "orixás" de los que consta el panteón umbandista, Iemanjá es de las más veneradas: diosa del mar -protectora de navegantes- así como de la fertilidad, el amor y la familia.
El sincretismo que se produjo entre la religión católica y las de origen africano hizo que se asimilara a la Virgen María en su advocación de "Stella maris". 
A Iemanjá se la representa como una mujer sensual, blanca, de pelo largo y negro y vestida de celeste. El 2 de febrero las playas de Montevideo se llenan de umbandistas (y curiosos) que entran vestidos en el mar para entregar a la diosa sus ofrendas, las cuales se ponen dentro de un barquito hecho de poliuretano: flores blancas y azules, bisutería, velas azules, sandía, perfumes... Según la tradición, si el barquito se lo lleva el mar, la "orixá" ha aceptado la ofrenda y concederá las peticiones.
A la vez, cientos de familias están en la playa haciendo hoyos en la arena en donde colocan velas encendidas, frutas y flores, también como ofrendas a Iemanjá. Especie de sacerdotes atienden espiritualmente a docenas de fieles que esperan en cola su turno para ser "limpiados" de malos espíritus o energías negativas. El conjunto es también un sincretismo entre la playa de La Caleta de Cádiz y el Ganges (aunque sin caballas caleteras ni difuntos). Junto a la playa, multitud de puestos vendiendo barquitos rituales, estampas de la diosa, flores, velas, churros, llaveros...  
Dicen que al día siguiente acuden muchos a Playa Ramírez con detectores de metales a ver si encuentran joyas y objetos de valor.
Este año los ecologistas han tratado de concienciar a los fieles umbandistas para que hagan una celebración más sostenible, con ofrendas biodegradables.